FEDERICO:
LA VOZ DE LOS MARGINADOS
A
lo largo de la historia humana, cientos de culturas han sufrido penurias y
persecuciones en diversas regiones del mundo. No obstante, dentro de la cultura
occidental, tres son los grupos que destacan: judíos, negros y gitanos.
El
pueblo gitano es la mayor minoría ética en Europa. Proveniente de la India,
actualmente se encuentran en casi todos los países del viejo continente,
incluso Luxemburgo, el país más rico y pequeño de la Unión. La palabra gitano
es una transformación del término “egiptano” debido a que cuando este grupo
llegó a Europa, la población pensaba que provenían de Egipto. Los gitanos se
distinguen por ser nómadas y vestir de una manera particular y llamativa. En
España se estima que la llegada de los gitanos aconteció durante la primera
mitad del siglo XV; vivieron en paz durante un tiempo pero con el ascenso al
trono de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, con su plan de homogeneidad
hispánica en todas las regiones, las autoridades sentenciaron a esclavizar a
aquellos gitanos que no adquirieran una vida sedentaria, oficio y costumbres
españolas. En 1594 las Cortes de Castillas emitieron un edicto en el que se
pretendía separar a los gitanos de las gitanas y así erradicar su raza, además
en 1633 se les negó la condición española y actualmente, en el reglamento de la
Guardia Civil se aconseja observar y vigilar con mayor precaución a la
población gitana.
Federico
García Lorca, éste granadino, perteneciente a uno de los grupos más fecundos de
la literatura peninsular de la Generación del 27,
nació el 5 de junio de 1898 dentro de una familia acomodada, lo que, con
el apoyo de sus padres, Federico García Rodríguez y Vicenta Lorca Romero, posibilitó
que desde una edad temprana atendiera a su vocación: la escritura. García Lorca
es conocido internacionalmente por su repertorio en el que destacan las obras
teatrales: Yerma, Bodas de Sangre, La
casa de Bernarda Alba, entre otras. Durante los años que visitó Estados
Unidos, escribió Poeta en Nueva York,
donde plasmó su identificación con el pueblo afroamericano y la discriminación
que sufren en esta región.
Sin embargo, este ensayo se enfoca en aquella
obra que lo consagraría como un genio de la poesía, que le daría un sitio al lado
de Luis de Góngora como los únicos en poseer un don especial para la metáfora, y
le otorgaría al romance un nivel literario.
Romancero Gitano es
la culminación de la fase andaluza de la obra poética lorquiana. En ella
encontramos la plenitud de su expresión poética, es un canto a Andalucía, a lo
gitano: lo más raro y verdadero. Compuesta de dieciocho romances y tres más
históricos, esta obra le concede al romance popular (versos asonante de ocho
sílabas) una renovada vitalidad entre el
equilibrio pleno de lo popular y lo culto, ése es el mayor mérito del autor. En
el romancero sus protagonistas se ven arrastrados por una eterna pesadilla,
donde la figura gitana es la principal, en el que se proclaman las maneras de
ser gitano. Éste es un retrato de las penas que el pueblo gitano padece desde
tiempos de los reyes católicos.
Dentro
de la obra figura una serie de características que lo hace ser perfecto. El
realismo se hace presente en el aquí y el ahora que poseen los romances. Estos
son la recreación de simples hechos; una venganza, un gitano apuñalado, la
soledad, la tristeza. Existe además
la participación de los elementos naturales en congojas humanas, un reflejo de los sentimientos o la
personificación de ellos: “Niñas, deja que levante/ tus vestido para verte. /
Abre en mis dedos antiguos/ la rosa azul de tu vientre. […] ¡Preciosa, corre,
Preciosa, / que te coge el viento verde! / ¡Preciosa, corre, Preciosa! /
¡Míralo por donde viene! / Sátiro de estrellas bajas/ con sus lenguas
relucientes.”[1]
En este el viento es una ser con deseos y acciones propias que afectan a la
niña.
Los
romances abrazan un simbolismo en el que los objetos o seres retratan
situaciones, anhelos o estados de ánimo: así la luna es la encarnación máxima
del maleficio de amor, la mayoría de las veces, una luna llena, igual a la de
los puntos sobre la íes de su nombre al firmar: “[…] Huye luna, luna, luna. /
Si vinieran los gitanos, / harían con tu corazón/ collares y anillos blancos. /
Niño, déjame que baile. / Cuando vengan los gitanos, / te encontrarán sobre el
yunque/ con los ojillos cerrados. […]”[2] ; el limón, la amargura
del amor y la naranja el emblema del amor y la felicidad. Fantasía creadora
jamás igualada en la poesía española.
Más símbolos presentes son: el pájaro, el romero, el trébol, la verbena, la
hierba, la avellana, los olivos, los manzanos, los claveles.
La
fama llegaría al autor luego de la publicación del Romancero Gitano en la Revista
de Occidente de 1928. Él tardaría tres años en lograrlo, de 1924 al 1927. El
éxito obtenido lo haría infeliz, García Lorca creía que el mensaje de su
trabajo había sido mal interpretado, él no quería que la literatura se
popularizara sino que intentaba elevar una parte de la cultura popular a lo literario. Lo logró,
más tarde consideraría a ésta como la única sin defecto.
Alba V. González Rodríguez
9no Semestre (T.M.)
[1]GARCÍA
LORCA, Federico, Preciosa y el aire en
Romancero Gitano. Revista de Occ.
Madrid, 1928.
[2]
GARCÍA LORCA, Federico, Romance de la
luna, luna. Op. Cit.
No hay comentarios :
Publicar un comentario