Indagando acerca del bien y del mal
en El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr.
Hyde
El
mundo no se divide entre buenas personas y mortífagos.
Todos
tenemos luz y oscuridad en nuestro interior.
Lo
que importa son los caminos que tomamos.
J.K. Rowling, Harry Potter y la Orden del Fénix
Al
hablar de dualidad no necesariamente se hace referencia a los opuestos. Esto lo
debemos tener claro, porque pensar que todo está forzado a una contraposición
nos limita, nos encasilla en formular divisiones infinitas entre una cosa y
otra. Se puede decir, por ejemplo, que lo claro no se contrapone a lo oscuro,
sino que, sin esa ausencia de color no existiría lo oscuro. Por lo tanto, cuando
hablamos de dualidad también hablamos de complementos. El punto está en que las
dos partes haya un equilibrio, que nada se sobreponga. También es necesario
resaltar que existen diferentes tipos de dualidades, así como concepciones
diferentes de ésta, entre una cultura y otra. La dualidad a la que se hará
referencia más adelante, es a la que existe entre el bien y el mal.
En El
extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde Stevenson nos presenta un tema que a
simple vista es obvio; un retrato del bien y el mal. Esa dualidad que aqueja a
la humanidad desde hace siglos, la que muchas veces hemos visto ridiculizada
con la imagen de un ángel y un demonio en miniatura sobre nuestros hombros
susurrando qué hacer ante un momento de angustia: la dicotomía entre lo que
debemos ser y quienes queremos ser. Una lucha interna entre un montón de
prejuicios morales. En teoría, se supone que el personaje del respetable Doctor
Jekyll es la imagen del bien, y el deforme Míster Hyde es la representación del
mal. Pero, al indagar un poco entre estos, se puede notar que la dualidad
existe de por sí sólo en uno de los personajes, en el doctor Harry Jekyll.
Lo claro con un pensamiento oscuro
En
el capítulo final de la novela El extraño
caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, en su declaración acerca del caso, el
Doctor Harry Jekyll afirma que le gustaba realizar ‘actos irregulares’, pero se
avergonzaba de éstos porque eran hechos mal vistos, hechos que un caballero con
su posición social y excelentes cualidades no podía cometer. Después de que
Jekyll reflexiona lo suficiente, y se da cuenta de que en el hombre existen dos
y no uno, logra gracias a una serie de sustancias separar esas dos partes en
él. Es por una represión moral, por el sentirse infaliblemente inclinado a
elegir los actos denominados como ‘el bien’, y por sus ganas de cometer actos que
vayan en contra de la moral sin sufrir de remordimientos, que el potenciar su
lado malvado le resulta tan gratificante. Disfrutaba enormemente el ser Edward
Hyde:
“Si cada uno, me decía, pudiese ser
aislado en identidades diferentes, nuestra vida se vería liberada de todo lo
que nos resultaba insoportable: lo injusto seguiría su camino, libre de las
aspiraciones y remordimientos de su más probo gemelo, en tanto que lo justo
podría recorrer rápida y seguramente su camino ascendente, realizando las
acciones en las que encontraba placer, sin estar ya expuesto a la vergüenza y a
la penitencia ocasionadas por aquella maldad extraña a su naturaleza”. [1]
No sé di deberíamos compadecer al
Doctor Jekyll, se puede pensar que sólo fue un alma buena que al final se vio
atrapada entre las garras del mal. Pero al final él, y sólo él es el culpable
de todo, sus ganas de hacer sin que se supiera que él era causante el de tales
actos lo dejó en un rincón sin salida. Según Nietzsche “la buena conciencia se
concibe como un peligro, como una forma de escondernos y como un cansancio
provocado por la más sutil de las honestidades”.
[2] Precisamente esa confusión entre no
saber que elegir, si el bien o el mal, lo desvió de sus aspiraciones hasta un
punto en que lo que él había despertado en sí mismo, surgió con mayor fuerza.
El alma de Harry Jekyll era un alma débil, débil de carácter.
Oscuro y más oscuro
¿Los
humanos somos malos por naturaleza? Cuando Jekyll nos habla de las sensaciones
que lograba provocarle el estar bajo la imagen de Míster Hyde, además una
profunda repugnancia, se sentía en libertad. No tenía ningún remordimiento de
sus actos, era fuerte y no debía rendirle cuentas a nadie, tampoco tenía una
reputación que cuidar o aparentar. Es frustrante sentirse así de atado a las
normas morales, tener tanto miedo en hacer lo que se quiere, sólo por
aparentar. Esto no quiere decir que el mal sea el camino que se debe seguir hacia
la libertad, sino que dentro de diferentes prejuicios sociales, lo que no está
visto como algo bueno o aprobado por los cánones del comportamiento es malo.
Nietzche, en Más allá del bien y del mal
maneja la idea de que:
“la fe cristiana es sacrificio, sacrificio de toda libertad, de todo
orgullo, de toda.certidumbre
del espíritu respecto a sí mismo; pero al mismo tiempo es sometimiento y burla
de uno mismo, automutilación. […] El supuesto es que la sumisión del espíritu
causa dolor, un gran dolor”. [3]
A esto es a lo que me refería cuando
hablaba de que Jekyll tenía un alma débil, se reprimió tanto, que fue como si
su espíritu se fuese marchitando poco a poco. Mientras tanto, Hyde se mantiene
como alguien autentico, sus acciones son una combinación entre deseo, impulsos
y rabia. Se deja dominar demasiado por ésta última, la rabia, la cual lo lleva
a la violencia, pero, ¿de qué otra manera puede reaccionar una parte que ha
sido así de oprimida? Hyde sólo es el
‘mal’, en él no existe ni una pizca de algo bueno, en él no había nada que lo
detuviera en su crecimiento maligno, no se reprimía, resulta obvio que al final
haya tomado posesión sobre el cuerpo que Jekyll y Hyde compartían. El alma de
Edward Hyde era fuerte, y con la debilidad del alma de Jekyll el equilibrio se
rompió.
Conclusión
Lo
interesante de este retrato que nos muestra Louis Stevenson, recae en la
decadencia del ser humano, la manera en la que puede ser corrompido a través de
deseos, prejuicios y prohibiciones. Es curioso también, cómo se desarrolla la
idea de que un hombre aparentemente bueno puede caer en la maldad, nunca en
viceversa, un hombre malo no se volverá un hombre bueno… Pero, ¿qué es al final
lo bueno y lo malo? Esta división está regida por prejuicios religiosos,
morales y sociales. Responder con entera seguridad dicha pregunta es imposible,
o al menos para mí lo es. Ni siquiera la parte que se supone diabólica; Hyde,
me resulta tan malvado como Jekyll, porque Jekyll no se es fiel a sí mismo y
eso me causa una desagrado. Mientras, Hyde con su maldad y su autenticidad me
resulta más llamativo, no para seguir su ejemplo y asesinar ancianos a
bastonazos, pero sí para entender que no se debe reprimir el espíritu, porque se
puede terminar en un cumulo de rabia, y de un momento u otro romper con el
equilibrio de bien y mal que todos, creámoslo o no, llevamos dentro.
Elidiana Neri Muñoz
9no semestre (T.M.)
Bibliografía
CITATI, Pietro, El mal absoluto, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2006.
NIETZSCHE, Federico, Más allá del bien y del mal, México,
Tomo, 2013.
STEVENSON, Robert Louis, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr, Hyde, Madrid
(España), Bruguera, 1981.
YATES, David, Harry Potter y la Orden del Fenix, Reino Unido, Warner Bros., 2007.
[1]
Robert Louis Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Barcelona (España),
Bruguera, 1981, p. 244.