Z/N
Unidad Académica de Letras
Muchas son las
publicaciones del escritor norteamericano Ray Bradbury, a quien reconocemos
principalmente por Fahrenheit 451; ensayos,
novelas, artículos y diversos cuentos, publicados de manera individual o
en recopilaciones conforman su legado.
El signo del gato, una interesante antología de cuentos que por
casualidades de la vida cayó en mis manos para convertirse en uno de mis libros
favoritos, reúne desde sus publicaciones más antiguas hasta las más recientes.
El tratamiento de temas comunes y cotidianos que esconden oscuras verdades no
se agota.
Como es
costumbre para el maestro de ciencia ficción, en cada uno de sus relatos es
posible percibir la crítica a la modernidad, al mundo contemporáneo, y a sus
resultados desfavoables. Es a través de puntos comunes que Bradbury desarrolla
historias hasta el extremo, al punto de llegar a ser fantásticas. En ellas
muestra diferentes aspectos de la
cultura norteamericana, la acción del individuo contemporáneo. El pensamiento y
la sensibilidad del hombre moderno se ven develados a través de diversos
artilugios retóricos.
Una de
las cosas que hace especial la
recopilación es el prólogo. Escrito por el mismo Bradbury, podemos así
entrar en un diálogo sin fronteras donde es posible saber más sobre sus
historias y las motivaciones para escribirlas. Celebra su vitalidad, se jacta
de su capacidad para escribir e imaginar nuevos mundos, nuevos horizontes que
hacen soñar al lector y, sobre todo, cuestionar la realidad.
Una de sus
denuncias es contra el racismo, enfermedad agravada en su país, recurrente en su
prosa. A lo largo de varios cuentos
podemos ver cómo este fenómeno repercute en diversos núcleos sociales. Su gran
aporte es la visión que se liga profundamente a las memorias de una infancia en
Illinois. Crisálida y Trasformación
evidencian los atropellos cometidos en relación a personas de color. El primero
es presentado de una forma infantil, tierna, conmovedora: un pequeño de color quiere
ser blanco y un pequeño blanco quiere ser de color; en el marco de esta
ingenuidad, un personaje nos recuerda la crudeza de la realidad y la presencia
de los malestares en la trama social. El segundo es muchísimo más agresivo: son los personajes lo
que nos presentan el fenómeno en su máxima expresión. Una historia de abuso
sexual hace que las cosas salgan de control. Esto desencadena los aspectos más
salvajes del espíritu humano, como la venganza y la crueldad.
Si algo expone Bradbury es el miedo al otro ¿Por qué el hombre no es capaz de aceptar
lo diferente? ¿Acaso la uniformidad es más importante que el sentido común?
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